mardi, mai 24, 2005

La Resurrección


Akka 32
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" Dijo estas cosas, y despues de esto les dijo: "Nuestro amigo Lázaro está descansando, pero yo me voy allá para despertarlo del sueño". Por lo tanto los dicípulos le dijeron: "Señor, si esta descansando, recobrará la salud." Sin embargo, Jesús había hablado de la muerte de aquel. Pero ellos se imaginaban que él estaba hablando de descansar en el sueño. Entonces, por lo tanto, Jesús les dijo francamente: "Lázaro ha muerto, y me regocijo, por causa de ustedes, de que yo no haya estado allí, a fin de que ustedes crean. Pero vamos a él". Por esto Tomás, que se llamaba El Gemelo, dijo a sus condicípulos: "Vamos nosotros también, para que muramos con el".

Por consiguiente, cuando Jesús llego, halló que hacía ya cuatro días que aquel estaba en la tumba conmemorativa. Pues bien, Betania estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros de allí. Así que muchos de los judíos habían venido a Marta y a María para confortarlas respecto a su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venia, salió a su encuentro; pero María se quedó sentada en casa. Marta entonces dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto. Y sin embargo, actualmente sé que cuantas cosas pidas a Dios, Dios te las dará". Jesús le dijo: "Tu hermano se levantará". Marta le dijo: "Yo sé que se levantará en la resurrección el el último día". Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir; y todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás. ¿Crees tú esto? Ella le dijo: 'Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, Aquel que viene al mundo". Y cuando ella hubo dicho esto, se fue y llamó a María su hermana, diciendo secretamente: "El Maestro está presente, y te llama". Esta, cuando oyó esto, se levantó pronto y se encaminó a él.

Jesús, de hecho, aún no había entrado a la aldea, sino que todavía estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él. Por lo tanto, los judíos que estaban con ella en la casa, y que la confortaban, al ver que María se levanto pronto y salió, la siguieron, pensando que iba a la tumba conmemorativa para llorar allí. Así que María, Cuando llegó a donde Jesús estaba y alcanzó a verlo, cayó a sus pies, y le dijo: "Señor, si tu hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto". Jesús, pues, cuando la vio llorando, y a los judíos que vinieron con ella llorando, gimió en el espíritu y se perturbó; y dijo: "¿Dónde lo han puesto?". Ellos le dijeron: "Señor, ven y ve". Jesús cedio a las lágrimas. Por eso los judíos empezaron a decir: "Mira , cuánto cariño le tenía!". Pero algunos de ellos dijeron: "¿No puediera este [hombre], que abrió los ojos al ciego, haber impedido que este muriera?".

Así que Jesús, después de gemir otra vez en sí mismo, vino a la tumba conmemorativa. Era, de hecho, una cueva, y había una piedra recostada contra ella. Jesús dijo: "Quiten la piedra". Marta la hermana del fallecido, le dijo: "Señor, ya debe oler mal, porque hace cuatro días". Jesús le dijo: "¿No te dije que si creías habrías de ver la gloria de Dios?". Por lo tanto, quitaron la piedra. Entonces Jesús alzó los ojos hacia el cielo y dijo: "Padre, te doy gracias porque me has oído. Cierto, yo sabía que siempre me oyes; pero a causa de la muchedumbre que está de pie en derredor hablé, a fin de que crean que tú me has enviado". Y cuando hubo dicho estas cosas, clamó con fuerte voz: "Lázaro, sal!". El[hombre] que había estado muerto salió con los pies y las manos atados con envolturas, y su semblante estaba envuelto en un paño. Jesús les dijo: "Desátenlo y déjenlo ir".

Por eso, muchos de los judíos que habían venido a María y que contemplaron lo que él había hecho pusieron fe en él; pero algunos de ellos se fueron a los fariseos y les dijeron las cosas que Jesús habia hecho. Por consiguiente, los sacerdotes principales y los fariseos reunieron el Sanedrín y empezaron a decir: "¿Qué hemos de hacer, porque este hombre ejecuta muchas señales? Si lo dejamos así, todos pondran fe en él, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar asi como nuestra nación". Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: "Ustedes no saben nada, y no raciocinan que les es de provecho a ustedes que un solo hombre muera en el interés del pueblo, y no que la nación entera sea destruida". Esto, sin embargo, no lo dijo por sí mismo; sino que, como era sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús estaba destinado a morir por la nación, y no por la nación solamente, sino para que a los hijos de Dios que están esparcidos también los reuniera en uno. Por eso, desde aquel día entraron en consejo para matarlo."


Juan 11: 11-53

1 commentaire:

Borya a dit…

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